2.- LA IDA. LONDRES

DE MADRID A DOVER.

12 de Julio

Directos hasta Saintes, parking de la abadía de las Damas. Mucho calor. 831 km.

13 de Julio
Vía Rouen para evitar París. Día un poco más fresco. Llegamos a Calais a las 20,00 y buscamos información en P & O: 408 euros ida y vuelta o 204 ida, igual que lo que daba internet hace 5 días, y en Seafrance: 510 euros Volvemos a P & O  y comento que hace un mes en internet era mucho más barato. Después de mirar detenidamente los papeles de internet nos dice que hay una oferta por 89 euros ida y vuelta en 3 días y aunque no volvamos en estos 3 días, sale mucho más barato ya que dentro de 20  solo tendríamos que pagar los 200 euros de la vuelta. Decidimos aprovecharla. Son las 20,30 y el barco sale a las 21 por lo que embarcamos directamente. Hay poca gente. Intentamos cenar dentro de la camper pero nos dicen que no se permite estar allí, así es que nos subimos la cena en bocadillos. 22,30 Dover (21,30 en la isla). Al subir a la camper para desembarcar le pillo a David un dedo con la puerta. El golpe ha sido muy fuerte, la uña parece afectada pero aparentemente no hay más, no obstante pregunto si hay médico en el puerto y muy amablemente viene uno que le mira el dedo, se lo venda y nos recomienda una radiografía para descartar posible fractura. A nuestra pregunta nos envía a Asford, donde está el hospital más cercano a 15 minutos de Dover. Es noche oscura y me veo obligada a conducir por la izquierda sin saber a donde vamos pero sin grandes problemas, excepto meternos por una calle sin salida, llegamos al hospital. Allí primero nos toman los datos, hasta la religión. A los 30 minutos nos llama una enfermera que le mira el dedo con muchos aspavientos, como si no lo hubiera visto en su vida. Un cartel luminoso nos avisa de que el tiempo de espera es de 2 a 3 horas, aunque en la sala hay tan solo 3 o 4 personas. A las 12 y cuarto nos llaman, y comprendemos por qué la espera se alarga tanto con tan pocos “pacientes” y es que solo hay un médico. Es comprensible su escasa paciencia y que “empujara” para que David se descubriera el dedo rápidamente hasta conseguir ver la herida. Relativamente comprensible que me hablara como si le hubieran dado cuerda,  pero me pongo más nerviosa cuando le pido que hable un poco más despacio y protestando por que no le entiendo nos manda esperar de nuevo aunque enseguida  nos envía a RX. Allí nos encontramos  con el mismo señor que antes de nosotros entró a la pata coja, salió a la pata coja y al parecer ya en esta sala le habían facilitado una silla de ruedas antes de que se rompiera algo, si ya no lo tenía. Eso sí, el hombre, con su radiografía encima, estaba esperando pacientemente a que alguien se acordara de empujar la silla hasta la sala de urgencias. Afortunadamente no había nada. La enfermera le curó y le vendó el dedo mientras que el médico iba de paciente en paciente. Nos dieron una caja de antibioticos para 5 días de tratamiento. A nuestra petición de informe para la factura, nos respondieron que era gratuito. Así es que, cerca de la 1 de la madrugada, pedimos permiso al vigilante, que chapurreaba el español para pasar la noche en el parking. A las 4,30 me desperté con luz, luego de nuevo a las 5,30 y  a las 6,15 empezamos a movernos para irnos a las 7, hora de concesión del permiso para no pagar 5 libras por estacionamiento en un parking en medio de la nada.
Cerca de 900 km.


CANTERBURY  Y LONDRES

14 de julio
 Dirección Canterbury. A las 8 de la mañana nos metimos en pleno casco antiguo que a estas horas estaba desierto. Después de aparcar casi a las puertas de la abadía de San Agustín y desayunar nos dirigimos a la catedral que encontramos intuitivamente. Majestuosa, grandiosa y  esbelta apareció al traspasar las  puertas de una especie de recinto amurallado. Interior impresionante y  bañado de luz...una preciosidad. Curiosa y bonita cripta donde nos encontramos con una joven pareja de españoles que habían llegado en su turismo para conocer un poco la isla ya que venían a vivir a Newcastle en el invierno. En la oficina de turismo compramos la Heritage pass para 15 días que amortizamos sin problemas. La señora que nos atendió era española. Decidimos no comprar la de los niños ya que nos dijeron que en muchos sitios eran gratuitos. Nos dirigimos a la abadía de San Agustín, primer error, ya que son unas ruinas bonitas, bien cuidadas, pero no tienen nada de especial y además, cometimos el segundo, que fue presentar la tarjeta con lo cual activamos su comienzo, 15 días después, el 29,  finalizaba.


Autopista hacia Londres y comienza la búsqueda del camping. Habiámos elegido el Crystal Palace por recomendaciones y situación cercana al centro, pero buscarlo...Ninguna señal. Preguntamos a una señora a la que respondí:respondí: “lo siento, no hablo alemán”. Casi lloro cuando me dijo que estaba hablando inglés.  Fundamental: un BUEN MAPA DE LA ISLA, Y DE LONDRES, con pelos y señales. La señal de camping apareció a escasos 100 m de la puerta. El sitio precioso, la atención encantadora, la limpieza estupenda y la comunicación muy buena: a 300 m parada de autobús y en 40 minutos en el centro de Londres (Oxford St). Pasa también por una estación de tren y de metro (Brixton) junto a un gran supermercado donde nos abastecíamos. Curioso algo que se repitió en todos los campings: el acceso a los servicios, duchas, lavandería...permanece cerrado bajo llave, por lo que te dan una que, claro, no has de olvidar en un “apretón”.

Tomamos una buena ducha, comimos y fuimos a tomar nuestro primer contacto con la ciudad. Autobús nº 3, por supuesto, al piso superior, hasta nuestra parada en Trafalgar Square. Hacía calor y las fuentes tenían un curioso color azulado con gente dentro, por lo que supusimos  que estaban cloradas. 

Paseamos hasta Picadilli y de ahí volvimos a Trafalgar, bajamos hacia el Parlamento y paramos en Downing St. Calle totalmente cerrada con rejas y policía. Frente a ella una manifestación pro-Palestina. Fuimos paseando hasta el Big-ben entre una animada multitud de personas que iban  y venían sin perder de vista los autobuses, las cabinas, y en los semáforos, pintado en el suelo “loock righ” o “loock left” ante lo que nos preguntamos ¿cuántos habrán atropellado antes de llegar a pintar esto?.Decidimos regresar. Pese a que se habla mucho de la estupenda red de transporte público de la ciudad, estuvimos 35 minutos esperando nuestro autobús, pasando dos sin parar. Nadie decía, ni dijo  nada. Primera muestra de la “flema” inglesa, pero tendríamos más. De vuelta curiosos, contemplábamos la sucesión de “casas bajas” o “chalet adosados” que llenaban todos los barrios de esta ciudad. Los edificios más altos son de 3 o 4 alturas, y muy escasos. Mayoritariamente la gente vive en casas bajas y todas disfrutan de unos grandes ventanales llamados “conservatorios” que se proyectaban a la calle. No vimos ni una sola reja y ni una sola caca de perro A las 9,00, con luz, estábamos en posición horizontal.

15 de julio
Dormimos de un tirón hasta las 6,30 o 7 y a eso de las 8 comenzamos a movernos. En cuanto al transporte, decidimos comprar el “travel pass” que nos costó 8,40  libras (unos 12,6 €) para los 4 con viajes ilimitados, válido para metro y autobús durante todo el día. Dejamos el camping a eso de las 9,20 y tomamos el autobús hasta Brixton, buena zona comercial donde compramos pan para los bocadillos y bollos. De allí tomamos el metro hasta la catedral. El metro o “tube” como lo llaman ellos, es eso, un tubo. Su forma es la misma del túnel que se cierra por ambos lados dejando una distancia de 25 cm entre metro y pared por ambos lados, e incluso por arriba. En principio es un poco lioso ya que en los transbordos funcionan con lo que ellos llaman “plataformas” numeradas y tuvimos que preguntar hasta que pudimos orientarnos y movernos con facilidad. La catedral de St. Paul de estilo neoclásico no nos gusta mucho. Subimos los 543 escalones hasta la cúpula donde disfrutamos de una preciosa vista de Londres y a parte de esto lo único destacable es la galería de los susurros, de subida a la cúpula, donde un susurro hecho en un extremo se oye en el otro y la cripta con algún personaje ilustre enterrado. De aquí fuimos a museo británico. Nos dimos cuenta pronto de que las distancias en esta ciudad son largas. En otras capitales europeas, más o menos, puedes hacer recorridos a pie de un sitio a otro. Aquí no parece ser así en la mayoría de los casos y el uso del transporte público es necesario. El metro no funcionaba así es que después de preguntar cogimos otro autobús y pedimos que nos avisaran en la parada más próxima. Y hay que jod...lo primero que dicen después de escucharte es “what?” lo que me da entender que mi pronunciación no debe ser la adecuada por que no me entienden. A la segunda parece que tengo suerte. Aunque pronto (tan solo las 13), decidimos comer a la entrada del museo, a la sombra. 

Este museo, al que llaman británico, no  tiene nada de ellos, todo es robado. Aunque su visita es muy interesante, me pareció deprimente y desolador. Después de contemplar el año pasado el partenón en Atenas, verlo aquí, a parte de no decirme nada me causó una gran tristeza. Esto y lo demás. No comprendo que hace todavía aquí, ni que expongan abiertamente y sin pudor los frutos del continuo expolio de los lugares por los que han pasado. Mención especial la parte de Egipto, con sus sarcófagos y momias que resulta  más que curiosa, y como no, la negra piedra roseta merece una buena parada. A eso de las 15,30 decidimos ir a la Torre de Londres

El metro no va bien, lento y deteniéndose cada momento. Además, hacemos un transbordo larguísimo, menos mal que me he equivocado con la hora de cierre de taquillas y en vez de ser a las 4, que son ya, es las 5. Dos colas y nos ponemos en la “de los tontos”. Aquí se detiene: un grupo charla y rie con el/la taquillera, y pasa el tiempo, y corre la otra cola...nadie dice nada de nada. Inexpresivos mientras que nosotros casi “hervimos”. Decidimos cambiar de cola adelantando a los demás que continuaban  esperando pacientemente. 

La torre no es una torre, sino un castillo, una fortaleza que comprende varios edificios como un palacio medieval, torres que sirvieron de prisión y la torre blanca o torre del homenaje en el centro, que es un museo de armas y armaduras muy curioso, entre algunos edificios más. En otro se guardan las joyas de la corona que presenta un curioso montaje antes de llegar a un pasillo automático que te pasea delante de éstas. Y los cuervos y sus guardianes, curiosos individuos vestidos de negro con ribetes rojos con una “ER” en el pecho (Elisabeth Regina) y un gran gorro que posan pacientemente para las fotos de los turistas. 

Salimos para contemplar unas bonitas vistas del “puente-torre” que en estos momentos se estaba abriendo para que pase un velero (lo que nos dijeron que no era nada habitual).  Pasan las 6 y decidimos regresar. Buena ducha y cena.

16 de julio
Dormimos muy buen. Hoy amanece gris, pero no llueve.A lo mejor bajan un poco las temperaturas lo que sería de agradecer ya que hace calor y el metro parece un horno. Salimos a las 9,15 en dirección a Buckinghan Palace donde llegamos a las 10,45 para ver el cambio de guardia. Atravesamos el parque de St. James, bonito, amplio, con hermosos árboles en medio de grandes claros de verde cesped y un lago con patos, pelícanos, palomas y las ardillas grises que corren descaradas y sin miedo. A las 11,05 un cartel nos anuncia que hoy no habrá cambio de guardia. 


Marchamos hacia WetminsterImpresionante lugar. Es un gran panteón de reyes y reinas ingleses y escoceses principalmente, pero también de otros personajes ilustres. En algunos lugares se agolpan una a continuación de otra dejando escaso sitio para pasar.. La capilla de Enrique VII es una maravilla y en especial las soberbias bóvedas en abanico del techo,  la sillería con los escudos de sus ocupantes...majestuosa. En el rincón de los poetas contemplamos las tumbas de Dickens, Shakespeare, H. Moore...y a la salida nos detenemos en la de Darwin ante la que Angel se siente emocionado, y de otros famosos personajes de la historia y de la ciencia, como el padre de la geología. 

Ponemos rumbo a Trafalgar Square, a la National Gallery, y comienza a llover. Pasamos de nuevo por Downing St. que a esta hora no tenía manifestación, aunque sí a las puertas del Parlamento como hace dos días. 

Deja de llover y comemos antes de entrar, en la misma plaza, entretenidos por una rapaz que la sobrevolaba asustando a las palomas. A mi me dan pena y les hecho alguna que otra miguita de pan.. Ya en el museo, vemos los impresionistas y la sala de los españoles. Admiramos y disfrutamos con los girasoles de Van Goth y cuadros de Degas, Monet, Renoir...Nos encanta a todos. Luego, en la sala de los españoles, contemplamos entre otros, la Venus del Espejo. No nos queremos perder a Veermer así como algún que otro cuadro interesante o famoso suelto y que figura en el folleto informativo. Terminamos con Pizarro en Londres y ponemos rumbo al Barrio Chino y el Coven Garden. Curiosa zona  ésta plagada de puestecillos de mercadillo donde venden las cosas más diversas, aunque su precio nos disuade de comprar. Nos llaman especialmente la atención las tiendas de jabones. De aquí al Barrio Chino que nos resulta más que curioso: su calle principal aparece cerrada al tránsito de vehículos por dos vallas decoradas con motivos orientales, las cabinas de teléfono son pagodas y en las tiendas venden productos chinos de lo más variopinto y los transeuntes son en un 95% chinos. Es una pequeña China en el mismo corazón de Londres. Damos por finalizado este día y tomamos el autobús en la primera parada, en Oxford St y hasta el final.

17 de julio

Nuestro último día en esta preciosa ciudad. Día más gris que el anterior. Aunque intentamos levantarnos pronto, no lo conseguimos. Hoy parece el día más flojo y (remoloneamos más. Salimos a las 9,45  en dirección al palacio de Bukhingan, a ver si hoy tenemos suerte con el cambio de la guardia. El metro hoy va bien. Salimos de nuevo en St. James y atravesamos el parque. Intentamos colocarnos y vemos que una puerta lateral se abre y comienza a salir un enorme e impresionante Rolls que capta nuestra atención. Pero lo más sorprendente fue ver su interior: la reina, con un vestido color butano claro y como no, con su sombrerito en un extremo, y en el otro, el duque de Edimburgo...y con las ventanas a medio bajar. Nos colocamos en la zona central, frente a la puerta principal del palacio y bajo una capa de lluvia esperamos pacientemente, junto con otros turistas hasta que a las 11,20 un policía municipal a caballo voceó algo que interpretamos como que no había cambio de guardia. Unica exclamación de una inglesa: “BÚ!!” y pongo el acento para hacerla más breve. En España nos habríamos amotinado. Curiosa gente. 


Cruzamos el parque por  otro lado en busca de un autobús que nos llevara al museo de Historia natural. Alguien se acerca al  vernos con el plano de Londres y nos pregunta si nos puede ayudar. Nos dice que tomemos el número 14. El edificio es impresionante y su interior no menos. Muy cuidado y bien presentado. Nos llama especialmente la atención las salas de los dinosaurios amenas y atractivas y la de los grandes mamíferos con un sencillo pero interesante montaje donde puedes “medirte” y compararte con el tamaño de las ballenas azules, grises u otros mamíferos. Descendemos al “area de picnic” en el sótano, con mesas redondas y sillas alrededor para poder comer, así como zona para dejar abrigos y mochilas. Limpio y cuidado todo. Comemos y seguimos con los fósiles de reptiles...estamos desbordados ya, todo es tan bonito e interesante y está tan bien presentado...es más que una mera exposición de cosas. Seguimos por la secuoya gigante de más de 1000 años y de allí a los minerales por donde solo paseamos, no somos capaces de asimilar más. 

Y terminamos como empezamos, sin poder resistirnos a ver una exposición de fotos de la tierra desde el cielo en el exterior. En este punto, cansados ya, decidimos ir a ver Hyde Park. Pasamos por la puerta del museo de Ciencias y estamos tentados..., pero no podemos más...Hyde Park nos resulta gigantesco, con sus grandes extensiones verdes, enormes árboles, zona para pasear en bicicleta, otra para pasear a caballo con una pista alrededor de un gran lago de unos 12 metros de ancho y de arena blanda...ocas, patos, zona de baño, hamacas para tomar el sol. Todo un lujo en el corazón de esta gran ciudad. Caminamos alrededor de lago hasta el final y regresamos al “tubo” por una zona que parece ser la zona elegante de Londres. Nos bajamos en Brixton y hacemos una pequeña compra, pero a esta hora muchas estanterias aparecen literalmente “barridas”. El mercado o mercadillo exterior, con puestos callejeros y que vemos todos los días al pasar, deja mucho que desear en higiene.  Tomamos el autobús al camping y como el día siguiente aparece muy “denso”, a dormir pronto.

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